The rapture in the dark puts me at ease.

La razón de que se encontrará allí era el poco tacto que tenían sus amigos para obligarlo a hacer cosas que no quería hacer. Aquella noche planeaba perderse en alguna cantina para terminar en una pelea, más al escuchar las insistencias de su grupo término aceptando el ir a ese patético show. Si el aburrimiento le ganaba, a lo mejor terminaría por escaparse de manera sigilosa para que no lo notaran. Aunque aún sin haber comenzado ya se encontraba bostezando. — Recuérdame nuevamente la razón de que esté aquí. — Ordeno aprovechando que no de los meseros pasaba con una jarra de alcohol para sujetar la primera copa que encontró y tomarla de golpe queriendo pasar desapercibido. Cosa que era imposible. Todo aquel que pasaba por su lado, lo miraba como si fuese un bicho fuera de su jaula. — Kendall va a modelar y tengo que comprarla para que ningún idiota lo haga antes. — Frunció el ceño pero no dijo nada al respecto, se mantuvo callado volviendo su mirada al frente observando cómo las chicas se colocaban en una línea recta en ropa realmente diminuta.

Una castaña camino fuera de aquella línea, siendo la primera chica a la que empezaban a presentar. La mirada del pálido muchacho recorrió por completo su figura, viéndose realmente atraído por ella. — La quiero a ella. — Dijo. Andy tenía a su grupo por así decirlo, él podía pedirles que se mataran entre ellos y posiblemente tendría resultados ya que hacían siempre lo que él quería. — Pensé que te parecía una idiotez esta clase de cosas. — Bromeo uno de sus amigos. Sus puños se cerraron, ocasionando que la copa que se encontraba entre los dedos de una de sus manos terminase partiéndose en dos.— Pensé que habías aprendido la lección de la última vez que me hiciste una broma. — Nadie dijo nada al respecto. Uno de los chicos se puso de pie indicando que daría la suma necesaria de dinero para que aquella castaña fuese con Andy esa noche.

No se encontraba del todo cómoda caminando por aquella pasarela improvisada. Realmente no era una modelo, tan solo era una simple bailarina y el hecho de que vieran su cuerpo mucho más al descubierto que cuando utilizaba su traje típico de ballet, era algo sumamente incómodo. Pero todo sea por los niños, y por encontrar a su amiga que aún continuaba desaparecida. Observa a la gente y sonríe, después de todo Taylor era simpática aún cuando se encontraba en una situación incómoda, como se encontraba en aquel momento. Escucha como alguien empieza a pujar por ella, y luego otra persona más ofrece una mayor suma de dinero, ante lo que ella se sorprende. Y para cuando finaliza su caminata, ya había alguien que se podía decir que era dueño de ella por una cita. —Les daremos diez minutos para que conozcan a sus chicas y nuevamente repetimos que si alguien tiene alguna pista del paradero de Gigi Hadid, por favor nos haga saber… Gracias— Taylor suspira, ansiosa por quitarse aquel incómodo atuendo aunque no tan ansiosa por charlar con quien la había comprado por aquella noche.

Al salir del backstage con un vestido color negro que adoraba con su vida, se da cuenta de que aquella persona que la había comprado se veía como nada más que un delincuente. —Eh… ¿Hola?— toca el hombro de aquel pelinegro que estaba de espaldas, se había dado cuenta de que aún no estaba consciente de que era hora de “conocerse” según los presentadores de aquel evento. —Gracias por colaborar con el hospital al comprar una cita…— comienza a hablar, pero se da cuenta de que él al parecer no tenía ganas de hablar y se queda en silencio. —Soy Taylor…— se presenta rápidamente, estirando ahora su mano.